Equilibrando diseño, experiencia y rendimiento.
Cuando desarrollamos un sitio web, apuntamos siempre a un resultado que funcione bien, se vea increíble y le dé al usuario una experiencia fluida. Pero hay algo importante que muchos pasan por alto: seguir al pie de la letra todas las recomendaciones técnicas no siempre es sinónimo de un mejor sitio. De hecho, a veces puede jugar en contra.
Las herramientas como Google PageSpeed, Search Console o Clarity ofrecen sugerencias útiles, pero no son mandatos. Muchos de los mejores sitios del mundo no llegan al famoso "100" en PageSpeed. ¿Por qué? Porque priorizan diseño, funcionalidad y experiencia antes que una puntuación numérica.
Un ejemplo claro: incrustar un video en tu página puede realzar muchísimo el diseño y transmitir el mensaje de forma impactante... pero también puede bajar el puntaje de velocidad. Lo mismo pasa con herramientas como Google Analytics, Tag Manager o Clarity: son útiles para entender el comportamiento de los usuarios, pero suman scripts que ralentizan la carga. Incluso un reproductor de YouTube arrastra recursos externos que impactan en el rendimiento.
Otro punto importante es el uso de reCAPTCHA, que aunque ayuda a evitar el spam, puede afectar la puntuación de PageSpeed debido a la carga de scripts. Una opción más ligera, como Honeypot, puede ofrecer la misma funcionalidad con menor impacto en el rendimiento.
También hay decisiones de diseño que pesan más de lo que parecen. Por ejemplo, un slider puede verse dinámico y atractivo, pero consume más recursos que una imagen fija (hero) bien optimizada, que suele ser más liviana y clara a nivel comunicacional.
Por eso, cada elemento del sitio —desde un video hasta una herramienta de análisis o un sistema de protección anti-spam— debe pensarse en función del equilibrio entre estética, experiencia y velocidad.
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